miércoles, 11 de marzo de 2009

Tune up or not to be

Hoy, ya pasado el verano, me propuse hacer referencia a una situación atemporal, una situación diría yo (por experiencia de campo) repetitiva hasta el hartazgo y que sin duda marca una diferencia de clase o tipo. Una diferencia entre "ellos" y "nosotros", una diferencia que nos plantea una elección... ser rápido o furioso... hoy le toca el turno al tuning.
Amigos y amigas de los fierros, adoradores del "tuneo", les comento que todo tiene su límite, porque como dice el dicho: "aunque la mona se vista de seda...
Y esta no es una campaña contra el tuning, es más bien una campaña de concientización sobre el tuning, que bien hecho y a su manera, bien podríamos llamarlo un arte.
Pero que pasa? Acaso no nos damos cuenta de que tunear un Fiat 147 es en vano? Ponerle un alerón a un Volkswagen Gacel es inútil? Cambiarle las llantas a un Peugeot 504 es casi inocuo?
Apelo a la razón amigos... con una mano en el corazón y otra en el cinturón de seguridad: la única utilidad de polarizar los vidrios de un Fiat Spacio es venderselo a cualquier precio a un adolescente furioso con tener su primer bólido para levantar "minitas". Porque en el fondo, debajo de esa delgada, oxidada y llena de masilla capa de chapa, seguirá siendo un "autito" económico, versátil y fácil de mantener (el auto de maestra, abuela o afín).
Pero claro, le polarizamos los vidrios, le agregamos un stereo marca Bos-Taiwán, unos parlantes de la misma índole, le cortamos los amortiguadores, le ponemos un escape que haga ruido o directamente lo dejamos libre y que tenemos... lo que un muchacho enardecido y apasionado adolescente verá como "la máquina infernal" para competirle a Vin Diesel.
Y allí lo veremos pasar, mejor dicho lo escucharemos o por el ruido del escape que nos taladra los tímpanos o lo mismo o peor que nos hace el stereo saturado al ritmo de cualquier reggaeton o cosa por el estilo.
Y este es uno de los casos, porque se ven por la calle innumerables ejemplos de aquellos que quieren llegar al tuning de cualquier manera.
Y como vedettes que quieren la tapa de revista y se acuestan con quien se cruze, hay quienes con tal de bajar costos a la hora de reformar su vehículo o adornarlo, lo polarizan ellos mismos... pero con contact, o algún vinilo que termina siendo demasiado oscuro y no vemos ni hacia afuera ni hacia adentro.
Están los que se largan al modelado, como si el auto fuera de plastilina. NO! Les aviso que es de chapa con pedazos de plástico. Pero ellos no se dan cuenta, agarran y van a la ferretería más cercana, compran masilla, un par de lijas, un poco de fibra de vidrio y se embarcan en querer darle forma de Alfa Romeo a su Fiat 128. Hay veces que después de ver los resultados, esos coches tendrían que tener un autoadhesivo con la frase: NO LO INTENTEN EN SUS CASAS!
Después están los fanáticos del sonido. Y está bueno que el sonido sea envolvente, o nítido, claro, de buena calidad. Pero la cantidad no hace la calidad a veces, porque con el mismo espíritu de aquel que autopolarizaba su coche, este compra el primer stereo con CD/MP3 o DVD que se le cruza, sin reparar en la calidad final. Entonces nos encontramos o mejor dicho oímos como a dos cuadras viene una especia de chicharra mecánica, quejándose y aturdiendo a cuanto ser vivo se le cruce, lo que termina por hacernos creer que estamos frente a un camión que vende frutas y verduras o un chatarrero, en lugar de a un auto con la música alta.
A veces me pregunto si además, no quedarán en un estado medio zombi aquellos que van dentro manejando o simplemente acompañando; quien no se ha subido a algún auto y luego parece que estamos dentro de una disco. Se transforman en autistas al volante, porque con semejante ruido se aislan de todo lo que los rodea y se limitan a mover su cabeza para adelanta y para atrás. Ah, eso sí, si los mirás fijo encima aceleran como para que veas que tienen una máquina bajo el capot.
Pero también están los del otro lado, los que gastan en un stereo que termina costando casi la mitad del vehículo. O las llantas valen más que todo el auto junto. Calculo que es gente que le gusta tirar la plata... o roba las cosas. O las consigue a menor precio (por ser robadas). Se superan los límites en estos casos.
Es ahí cuando realmente me pregunto, a mi que me gustan los autos y el tuning bien hechos, si no habrá que organizarse y formar una asociación civil u ONG para tratar de encausar tantas almas fierreras perdidas.
De última, aquel que se sienta con ganas de más y el tuning no lo llene, puede probar con un curso de decoración de tortas..., no mejor no.

calle 7