miércoles, 21 de octubre de 2009
Un toque de distinción
Hay un tema que dice: "fue sin querer, es caprichoso el azar, no te busqué ni me viniste a buscar..."
Y así fue nomás, porque el zapping es una acción azarosa digamos, porque uno no sabe donde puede llegar a caer. Es así que fui a dar una tarde de domingo, después del almuerzo, con un programa de esa señal de cable para la mujer: "Utilísima".
No voy a analizar el programa en sí, porque ya mi mente desechó ese recuerdo vano, pero si algo quedó grabado fue lo que vi.
Aterrador, inexplicable y casi sobrenatural para algunos, sencillamente sin sentido para otros. Sin palabras (bueno, eso quiero hacer, pasar a palabras lo que vi). Acá va el intento. Preparen sus mentes.
Para aclarar y ponerlos en contexto, el programa mostraba pautas para la creación de diferentes complementos del vestir fémino o algo así; traducido sería un programa para hacer chucherías y demás elementos que terminan abandonados casi sin llegar a ser usados.
Lo primero que me impresionó fue el tono neutro que la globalización televisiva intenta meternos a la fuerza. No sabía si era una repetidora de la CNN o Utilísima lo que oía.
La presentadora forzando su neutralidad fonética, dio paso a otra chica claramente venezolana o fue lo que creí en un primer momento. Porque al rato de escucharla ya no sabía si era venezolana o Austro-paraguaya, rio-catamarqueña, o alguna conjunción de razas emigradas de otro continente lejano.
Nuestra chica, se ve que no la tenía demasiado claro con el ritmo televisivo. Nos iba a enseñar a realizar una simpática "carterita multipropósito" para la mujer actual. El detalle: estaba realizada integramente de mostacillas (pelotitas de plástico de colores diversos).
A primera vista no parecía demasiado complicado, pero al momento de intentar explicar los primeros pasos, ocurrió lo que siempre pasa (este es un caso modelo), primero nos muestran lo que vamos a aprender a hacer y después nos saltean los pasos previos.
Inicialmente se armaba una bolsa de tela que iba por dentro. Eso fue un pantallazo de un rectángulo de tela blanca que duró menos de 5 segundos. Y luego nuestra amiga imitando al pulpo "Manotas", iba bajando y subiendo los brazos y sacaba cosas de abajo de la mesa de trabajo.
A medida que el proceso de construcion avanzaba se complicaba la mano; nuestra anfitriona tartamudeaba, y terminaba la frase con un sencillo: "así les queda como vemos..." El problema es que cuando uno intentaba retener la imagen ya ésta desaparecía y pasábamos a otro paso.
Me parecía estar viendo al gran René Lavand realizando alguno de sus maravillos trucos.
Fueron le calculo unos 15 pasos para llegar a armar todo y cada uno se complejizaba un poco más todavía y no se si era rapidez de manos o de cámara o cambio de cosas arriba de la mesa.
La cuestión es que después de armar 3 filas de mostacillas transparentes, teníamos el cuerpo de la carterita terminado, y así teníamos que pasar al otro lado (el lado oscuro de la fuerza).
La manija se realizaba con idéntica técnica y, al igual que con los laterales, apenas se alcanzó a ver tres pasos para tratar de amontonar mostacillas medio apretujadas y trenzadas de una forma tal que hasta el más experto Boy Scout envidiaría.
Yo todavía no comprendía los primeros pasos y ya habíamos llegado a la resolución. Fantástico. La presentadora reapareció en cámara maravillada con la carterita, que, según ella, podía ser el complemento ideal para una salida nocturna llena de glamour.
Era un carterita diminuta de mostacillas, sin más. Pero el ser humano a veces se maravilla con la sola contemplación, en este caso de una carterita.
No intenté comprender esa escena, pero si saqué algunas conclusiones que acá van:
Primero: como todos los "paso a paso" siempre esconden algo y en este caso fueron varios los pasos escondidos.
Segundo: calculé por el tamaño de la carterita, que aunque chica, llevaría algo así como 2.568 mostacillas. Saquen ustedes el tiempo de hilvanar una a una y no pifiarle.
Tercero: Sumando el costo de las mostacillas, la tela, el nylon para hilvanar el tejido de mostacillas, el cierre y demás, la carterita la podemos conseguir mucho más barata y con muchísimo menos tiempo en un Onda Shop.
Cuarto: Pero quien te quita el ardor de los ojos fijados en las mostacillas, el acalambramiento de los dedos para hilvanar y el orgullo de lucir una prenda propia?
Quinto: Este programa de manualidades quebró la regla dorada de que en televisión el tiempo es tirano; más bien es muy benévolo en este caso particular.
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