Aviso, el verano me gusta... pero el calor me molesta. Que paradoja no? O más bien que natural en una raza que vive en un estado de disconformidad constante.
Bueno, el tema es que ahora que hace un tiempo vienen pegando los calores, se me fueron pegando esas situaciones "veraniegas" que a uno (a mí) me parecen casi incompatibles o extremadamente difíciles de manejar con la temporada.
La situación que me vino a la mente (de gordo), y quiero analizar fue la de ingerir esos maléficos conitos de esa cosa que viene en polvo y por una serie de aglutinantes sintéticos se transforma en una sustancia tipo crema que se derrite al contacto con el aire. El helado soft.
Un invento para joder a la gente, definitivamente. Aclaro que mis capacidades motrices se ven afectadas por el calor, pero eso no es cuestión de análisis aquí.
Datos técnicos. A saber, viene en diferentes presentaciones: chico, grande, extra grande, con baño, sin baño, con pelotudeces, sin pelotudeces, un sabor, dos sabores. Todo es un manto para tapar la realidad. La realidad del soft.
La transformación. El conito o helado soft es terrible, porque a diferencia del helado, que nos ofrece mayor maniobrabilidad al momento del lenguetazo, este pequeño conito a la vista inofensivo, nos ataca (chorrea), por cualquier lado. Y nos vemos, cual mimo acalambrado haciendo piruetas para no ensuciarnos hasta el codo. Porque la consistencia del soft se ve afectada al más mínimo contacto con la intemperie, ya sea por calor, viento, estornudo, temperatura de la mano o mirada fija, veremos como la forma torneada que salió del pico de acero inoxidable se transforma en lo parecería el gorro de Papá Pitufo mojado y se nos ladea.
Lo esencial es invisible al gusto. Y no importa el sabor del soft, porque la consistencia no cambia. El sabor va en el color que quieran ver, no en el sabor. No se gasten, en el fondo todo es lo mismo y siéntase contentos de ingerirlo frio. Lo mejor en estos casos es pedirle al vendedor/ra que nos sorprenda con el gusto.
Trucos inútiles. Y ni se les ocurra hacer una cola para uno de éstos cuando encuentren más de 6 o 7 personas, porque amigos, la máquina es máquina, y necesita su tiempo para poder enfriar la bendita mezcla. En esos casos más vale pidan una compotera y una pajita para chupar. Tampoco sirve de mucho el agregado de elementos secos para evitar el desmoronamiento del producto en sí; no nos salvan ni el merengue, ni las almendras, ni el maní, ni los roclekts, ni servilletas de papel, ni colillas de cigarrillos. Nada detiene el chorreo soft, es como tratar de evitar que la lava de un volcan no avance, porque siempre encuentra nuestro punto débil y por allí nos ataca.
Tampoco nos ayuda el caso de que el cono de masa en cuestión presente otro tamaño u otra forma, porque con el paso de los segundos todas las masas terminan por aflojar ante la humedad.
Guarda-ropa. El soft se come con remeras de manga corta (no sirve arremangarse, ya lo intenté), porque una vez derretido, el líquido corre incontenible por cualquier superficie y va manchando y pegoteando todo a su paso: piel, ropa, pelo, papel, cartón, goma, asbesto, metal, cerámica, azulejos, perros, etc.
Epílogo. Si después de estas recomendaciones, van hacia la heladaría a las 15 horas de una tarde con 38º a la sombra, hacen una cola de 10 minutos para un conito, y ven como éste desaparece ante sus ojos sin llegar a su boca, y terminan tratando de chuparse el codo para saborear algo, con la ropa manchada, la de ustedes y la de la gente cerca... lo mejor es ducharse luego de un rico soft.
1 comentario:
Pero el helado (en todas sus formas-edisiones) es tan rico que vale la pena ser "bañado" por su sabor :P jajaja te aviso Zalo que es competamente -imposible- chuparse el codo jajaja
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