Uno no sabe que tenía el pelo largo, hasta que mira en el suelo de la peluquería y lo ve.
No sabe que le justaba trabajar, hasta que está desempleado.
No se da cuenta de la verdad, hasta que le mienten en la cara.
Uno no sabe que le gusta el lugar donde vive, hasta que se muda.
No sabe que estaba enamorado, hasta que se separa.
No sabe que la ropa le ajusta, hasta que empieza adelgazar.
Uno no sabe si va a volver a enamorarse, hasta que lo hace.
No sabe cuanto lo quieren sus amigos, hasta que los necesita... y están.
Uno no sabe que quiere estudiar, hasta que termina trabajando de eso que estudió.
No sabe si quiere ser padre/madre, hasta que lo es.
Uno no sabe cuanto le gusta reirse, hasta que deja de hacerlo.
No sabe que la música motiva, hasta que se da cuenta de que pone música hasta para limpiar.
Uno no sabe que le faltan abrazos, hasta que no recuerda el último.
No sabe que que hacer de su vida, hasta que mira hacia atrás y ve lo que hizo.
Uno no sabe que le gusta cocinar, hasta que crea una comida.
No sabe que se está poniendo grande, hasta que le dicen señor.
Uno no sabe que guarda recuerdos, hasta que los ve en cada cosa que guardó.
Uno no sabe muchas cosas hasta que no le pasan, pero yo si se una cosa, y es que no me gustan los feriados, y menos me gustó este. Espero que no queden demasiados en el calendario, si no voy a seguir pensando y evaluando todas esas cosas de las que no nos damos cuenta, y algunas de esas cosas todavía no me quiero dar cuenta, y menos en un feriado.
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